domingo, 30 de marzo de 2008

Ascensores

El ser humano es vergonzoso por naturaleza, y esa cualidad (llamémoslo así), es la que hace que de su boca salgan los comentarios más absurdos y gilipollescos que nos podamos imaginar.
Pero, ¿cuál es el lugar dónde este lado del hombre se hace visible? Lógicamente ya lo supongáis porque, entre otras cosas, es el título del comentario, EL ASCENSOR.
Un ascensor es un lugar pequeño en el que, cuando nadie conoce a nadie, o casi no conoce, se siguen unas pautas:

1. LA POSICIÓN

Es importante, porque ¿cómo te sitúas en un ascensor?
Por ejemplo, no puedes entrar y mirar al otro tío a la cara, a los ojos, ¿por qué? os preguntaréis, pues porque imagínate la situación, queda un poco desafiante, sólo te queda decirle: ¿Qué?

Tampoco puedes darle la espalda, porque podría parecer que te le estás insinuando, así que lo mejor, totalmente demostrado y acordado es mirar al frente, al horizonte, como las vacas miran al tren. Ésta es la mejor opción, y bajo ningún concepto se te ocurra cambiarla el diálogo debe ser siempre mirando la puerta metálica ésa que hay en todos los ascensores y que casi siempre está llena de mierda o de rayones o de lo que sea, pero NO MIRES A OTRO SITIO QUE NO SEA LA PUERTA.

2. EL TEMA DE CONVERSACIÓN

Primera pregunta que no hacemos, ¿es necesario sacar una conversación? La respuesta es sencilla: No, no es necesario.
Entonces por qué sacamos siempre un tema, pues porque el ``silencio de ascensor´´ es un silencio que duele y que incomoda, que te reconcome la conciencia (a ti y al otro) y que puede hacer que cuatro plantas te duren aparentemente media hora.
Pero bueno, una vez que se saca el tema, lo suyo sería sacar un tema interesante, pero en lugar de eso lo que hacemos es recurrir a una serie de los denominados ``temas de ascensor´´ (como podemos ver existen multitud de cosas de tipo ascensor). Estos temas se caracterizan porque la conversación que se consigue está constituida básicamente por silencio y son:

2.1 EL TIEMPO

Es el tema más recurrido, veamos un ejemplo de conversación:
- Bueno...
- Ahammm, (estornudo o tos, puede ser sustituido por cualquiera de los dos).
- No hace mal tiempo ahora...
- No, no. Parece que va abrir... (En estos temas se puede comprobar que cualquiera de los dos siempre tiene la razón, que e sinmediantamente reconocida por el otro).
- Sí, anda que es mentira...
(10 segundos)
- A mí tampoco me disgustaba tanto la lluvia.
- ¡Ni a mí! (Contestación instantánea y de sopetón, propia de alguien que ya estaba pensando en otro tema) Es buena para el campo, eh... las cosechas... (Esto es un intento de seguir una conversación con una frase de la que se tiene ni idea).
- Desde luego... (Y esto es una respuesta que no viene muy a cuento teniendo en cuenta de que lo único que ha dicho el otro es una enumeración).

Y así hasta el momento en que se abra la puerta y las dos personas puedan respirar aliviadas.

2. EL TEMA QUE SE TE SALE POR DECIR ALGO

Entre estos temas el más frecuente es el deportivo, ejemplo:
- Bueno...
- Ahammm...
(Esto es universal)
- Buen partido ayer, ¿eh? (Normalmente el ¿eh? se hace preguntando mientras se levanta ligeramente la cabeza).
- Sí, sí... (Respuesta de las que te dan la razón aún ni sabiendo de qué partido se está hablando).
- Buen gol...
- Desde luego. (Aquí, cómo no se sabe de qué partido se está hablando, lo mejor es no añadir nada más) , porque si dices algo como:- Gran cabezazo, intuyendo el partido del que se trata, el otro puede hacer lo siguiente:
1. Aún sabiendo que no es ese partido y no entendiendo de que estás hablando, darte la razón:
- Sí, menudo salto. (Moviemiento de cabeza ascendente).
2. Preguntarte de qué partido estás hablando (mucho menos frecuente).
- No..., ¿qué partido dices tú?
Ante esta situación, tú te pones rojo y piensas que para la próxima vez te metes la lengua en dónde todos sabemos, pero contestas con otra gilipollez:
- El de ayer. (Luego te das cuenta de que él también, y consideras la cagada).

Pero afortunadamente para ese momento las puertas se abren y te despides con un adiós acompañado del conocido movimiento de cabeza hacia arriba o sólo con el universal movimiento, mientras te vas pensando que para la próxima, aunque sean 50 plantas, te tiras (en el sentido de subir) por las escaleras.

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